Yo nací en España y, aunque a mí no sea lo que más me gusta,
tengo la piel muy clarita.
Este año, tuve la
suerte de poder viajar a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), lo que
aquí conocemos mejor por el Sáhara Occidental. La RASD es ese lugar del mundo a
quién nuestro país, que es la potencia administradora, sigue vapuleando por
beneficiarse de los Acuerdos Tripartitos y obtener beneficios económicos a
costa de permitir que sus habitantes vean vulnerados sus derechos humanos todos
los días durante los 37 últimos años.
Bueno, pues a pesar de pertenecer a un país que impide que
el Sáhara Occidental tenga su derecho de autodeterminación, allí, yo, española
de piel blanca, tengo unos privilegios que las y los habitantes del Sáhara (tanto
en zona ocupada, liberada y en los campamentos) no tienen. Yo reniego de mi
postura como opresora, porque aunque mi país les oprime, yo me considero afín a
su causa; porque aunque pertenezco al llamado primer mundo y allí no pasan de
ser tercer mundo (y fíjate qué tercer mundo, sin tierra y sin derechos humanos),
yo lucho porque esa situación cambie. Sin embargo, aunque directamente yo no
sea opresora, sí cuento con unos privilegios que allí no tienen, sólo por el hecho de ser mujer europea y tener
la piel blanca.
No me gustan ni mis privilegios, ni mi parte opresora por ser española, europea y blanca.
Aún así, tengo que aceptarla y trabajármela para ser realmente justa con las y
los saharauis. Porque que yo no me sienta así, no significa que las demás
personas no me vean así, ni que no me beneficie de mis privilegios.
Algo muy parecido ocurre con los hombres dentro del sistema
patriarcal. Por muy igualitarios que sean, es difícil que se desprendan de sus
privilegios.
4 comentarios :
Muy bueno, un símil estupendo.
Recuerdo el día que me encontraste y yo no podía parar de llorar porque esas diferencias me dolían. Como me dolía darme cuenta de que mi piel me hacía diferente de quién yo quería ser igual.
Pero lo has resuelto muy bien, o mejor dicho, canalizado, porque esto no se resuelve, y el que haya gente como tu con con sensibilidad y conciencia, creo que es fundamental.
Creo que fueron unas palabras tuyas las que me calmaron y me hicieron reflexionar. La verdad es que no sé si te había dado las gracias por aquel momento, pero para mí fue muy importante.
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