Creo que el género mismo es la violencia, que las normas de masculinidad y feminidad tal y como las conocemos, producen violencia.
Amanece y, un día
más, me dispongo a realizar todos los quehaceres que me dispone el nuevo día.
Pasan las horas y, a duras penas, he sido consciente de mí y de mi cuerpo. Este
cuerpecito mío que, como dice Bebe, le he metido cañita. Mi cuerpo es huella de
mi vida y refleja en él cada una de las emociones y de los instantes que he
vivido. Sin embargo, no suelo percatarme de él, lo utilizo como instrumento.
Pero no es un instrumento cualquiera, es una parte de mí, es mi campo de
batalla. Las órdenes externas me dicen que lo cuide, es decir, que me eche
crema y me mantenga delgada. Las voces externas son tan superficiales… Esas
voces me quieren llevar a negar la experiencia de mi cuerpo y, hay veces, que
casi lo consiguen. Son tantos los días que dejo de prestarle atención y me
limito a echarme una crema… 
Todavía recuerdo en la sala Moby Dick entre
unas decenas personas, a principios de 2000, un concierto y un grupo que se me
quedó grabado: The Donnas… Eran una chicas americanas nacidas todas ellas en
1979, que hacían punk, con influencias Riot Grrrrl… Poco más sabía de ellas… Me
habían grabado su CD y sus melodías y voces me encandilaron. Eran dulces, pero
a la vez con fuerza y potencia y, por supuesto, no defraudaron. Me recordaban
mucho a los Ramones, algo mas teenagers…, pero es que en esa época yo lo era.
Son mujeres, como Bakira Hasecic, Jane Mukuninwa, Rosemary Nyrumbe y otras tantas más, las que se han movilizado y han luchado por
visibilizar este tipo de violencia bélica para que no sea así y para que sea
castigado. Porque si nos tocan a una, nos tocan a todas. Por eso, me quedo con
la visión de estas mujeres como mujeres valientes y luchadoras, capaces de
reponerse de la violencia sufrida y ser apoderadas de una causa que nos afecta
a todas: la guerra física y psicológica, pero también las desigualdades existentes entre mujeres y hombres y la
violencia que generan en todas las sociedades.
“Soy gorda, lesbiana y feminista”,
así se presenta Beth Ditto, la cantante y el alma de The Gossip. Ella se atreve
a hablar de su peso y de su sexualidad haciendo tambalear los pilares de la
industria musical y, ¿por qué no? de la sociedad en general. De hecho, Beth no
se calla y visibiliza como la industria musical teme a las mujeres que hacen buena
música porque no puede venderlas como objetos sexuales. Además, no duda en
desnudarse y mostrar sus fotos sobre un titular en el que puede leerse: Bésame el culo (Revista New Musical Express - NME). Dicha revista le ha concedido el
premio a la cantante “más cool” y no es de extrañar, cada vez que canta, baila,
habla… el mundo gira. 
Eres culpable desde que naces; culpable y responsable de
todo pero, a la vez, de nada. Llevas un peso sobre tus espaldas. El peso de que
la vida salga bien, de que no salte por los aires. Ese peso es sutil pero es
tan pesado... Ese peso pesa tanto que a duras penas puedes con él; además,
nunca elegiste llevarlo. Eres culpable por cargar con ese peso. Eres culpable
por no elegirlo. Eres culpable porque, de caras a fuera, tú no tienes que
llevar ese peso. Eres culpable porque si no lo recoges, nadie lo hace y, sí,
eres culpable de que las cosas no funcionen; pero nunca serás responsable de
que todo vaya bien.
Existen
pocos datos que hablen de su existencia, ya que sus enemistades trataron de
eliminarla de todas las formas posibles, incluida su huella en la historia y su
obra. Algo que puede observare si recurrimos a sus escritos que, en su mayoría,
ni siquiera han traducidos ni reeditados en castellano, un claro ejemplo de la
invisibilización del papel de las mujeres en la Revolución Francesa. 
