No sé por qué nos extraña que las mujeres del Partido Popular no conozcan los negocios presuntamente turbios de sus maridos. No es que sean tontas, que no lo son; ni que
sean más listas que nadie, sino que cumplen los mandatos de género que
comúnmente se aceptan por la mayoría de la sociedad. Ejemplo de ello es que
ellas se encargan de las tareas de los cuidados en mayor porcentaje que ellos,
que reciben menor salario por el mismo empleo, que la pobreza cada día tiene
más rostro femenino, que existe violencia de género… Estos mandatos son
promovidos con más ahínco por el neoliberalismo y lo hacen en lo bueno y en lo
malo.
Los
mandatos de género promueven dos modelos de mujeres: las buenas y las malas.
Las primeras son las que son madres, hijas,
esposas, novias… que se caracterizan por la subordinación, la obediencia, la
maternidad, el respeto a la autoridad del biohombre; en la mitología están representadas por la
Virgen María, las santas, la maternidad… Las malas son las putas, las que
tienen pensamiento propio, las que se quieren, las lesbianas… es decir, las que
se salen de la norma; las reflejan en la cultura a través de figuras como Eva,
Pandora e incluso en María Magdalena que luego se reformó.
Nuestra
moral en este sentido es más bien conservadora, poca escala de grises
entendemos. Y la derecha política lo hace mucho más. De
hecho, ¿recordáis un mitin en Valencia del PP en que las mujeres cantaban sobre
lo buenas esposas, madres y amas de casa que eran? Pues evidentemente, esa ideología,
la de la desigualdad, promueve un sistema que ahora las protege de toda culpa.
No podemos olvidar lo abnegadas esposas que son y que en su casa solo manda su
marido y Dios.
No
es que defienda su conducta, ni justifico el tratamiento de tontas que reciben, pero hay que visibilizar que los mandatos de género comúnmente aceptados
promueven este tipo de roles . Si esto no nos
gusta, transgredámoslo. Todas saldremos ganando.
1 comentarios :
completamente de acuerdo pizpireta ¡¡ q razón tienes ¡¡ besos
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