Un
nuevo informe las políticas de recorte nos pone al corriente de que no solo sigue
habiendo diferencias salariales entre mujeres y hombres, sino que aumentan con
respecto a años anteriores. De hecho, por el mismo trabajo, las mujeres tienen
que trabajar 82 días más que un hombre para recibir el mismo salario anual.
Lo
sabemos, nos lo han dicho por activa y por pasiva: de los momentos de crisis
salen peor paradas las mujeres: primero porque se intensifica el trabajo femenino (tanto el llevado en el ámbito público, como en el privado); segundo, porque supone una precarización de las condiciones laborales que afecta en mayor medida a las mujeres; tercero, el empleo masculino se recupera antes que el femenino y, por último, las crisis conllevan un retroceso en los avances en igualdad.
A
mí me preocupa. Pero tengo claro que a toda la sociedad debe importarle. Entre
otras cosas, porque no se valora el trabajo de todas las personas por igual, lo que conlleva una serie de repercusiones sociales difíciles de sobrellevar y
porque, una vez se precarizan las condiciones laborales femeninas, éstas se toman como referencia para precarizar también las masculinas.
Por ello, no olvidemos que el 22 de febrero es un día reivindicativo por la brecha de género salarial y que nos incumbe a todas las personas.
Por ello, no olvidemos que el 22 de febrero es un día reivindicativo por la brecha de género salarial y que nos incumbe a todas las personas.
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