Pasa el tiempo

Pasa el tiempo y, aunque parece que somos y estamos en la modernidad, nos vuelven los más rancios mensajes de cómo ser y estar en el mundo. No es retro que exista una división sexual del trabajo; es algo que debería estar obsoleto y, sin embargo... leyes que retroceden en derechos humanos, consumismo abismal que nos reduce a unos a mercancías y a otras a esclavas de quiénes deben producir esas mercancías. 

¡Justicia social! Tan sólo se trata de eso y justicia social habla de acceso y uso a los recursos, de poder ser libre para elegir porque en la base contamos con las mismas oportunidades. Si quiero trabajar en mi casa, ¡olé, si soy yo quien así decido! Si no quiero hacerlo, ¡olé, si soy yo quien lo decido! Sólo se necesita cambiar la perspectiva: lo más importante no es acumular capital, sino el desarrollo de una vida sostenible. 

Diferentes estamentos se empeñan en diferenciarnos y aprovechar la diferencia para separar. Somos diferentes, no hay dos personas iguales. En la variedad está el gusto y, en la variedad, está la fuerza y la riqueza especialmente a través de la unión. Me duele ver movimientos sociales, partidos políticos... que supuestamente alternativos tienen como fin la supuesta "justicia social", pero en sus filas siguen desagregando a las personas en función de su sexo biológico. Y, luego hay quien argumenta que es por el físico. El físico siempre se reduce a fuerza física. Aunque en un mundo dinámico, la fuerza física no es esencial para vivir sino que se requiere unas veces de fuerza, otras de ingenio, otras de astucia, otras de empatía, otras de conocimiento... Algo que sólo podemos tener en el colectivo o ¿es que levantar 100 kg. es imprescindible para la sociedad?