Creo que el género mismo es la violencia, que las normas de masculinidad y feminidad tal y como las conocemos, producen violencia.

-Beatriz Preciado-

domingo, 19 de enero de 2014

¿Por qué aguantan?

Cada vez que sale a la luz un caso de violencia de género, hay gente que se echa las manos a la cabeza y comenta ¿por qué lo aguantan? ¿por qué sigue ahí?, en lugar de preguntar ¿por qué ese hombre es violento?

Hablaba Inmaculada Romero, en una charla sobre violencia de género, sobre estos aspectos y nos preguntaba ¿por qué creéis que las cuesta tanto? Seguía su conferencia utilizando un símil: el del experimento de la rana.
Cualquier ápice de empoderamiento sirve para empezar a reaccionar ante la violencia de género
Coges un cazo de agua hirviendo y metes una rana. De inmediato, la rana saltará despavorida. Pero si metes la rana en agua templadita, la cosa cambia. La rana se queda. Si vas calentando el agua con la rana dentro a fuego lento, la rana se irá acostumbrando y, cuando llegue a una temperatura insoportable, morirá, sin haberse dado cuenta. Es cruel pero es una realidad.

Algo así ocurre en los casos de violencia de género. Normalizamos los celos, la dependencia, el control sobre la forma de vestir, sobre con quién tienes o no que relacionarte… En resumen, normalizamos un modelo de amor enfermizo y cruel. El agua en este caldo de cultivo está templadita y  la posición de partida en la que  han pretendido colocar a las mujeres es la de aguantar. Los siguientes pasos son que te culpen, te ridiculicen, te humillen, te controlen… Aquí, el agua ya quema, pero no saltamos. Se ha naturalizado la violencia. Desde este punto a otro con más violencia, no hay nada de distancia. Solo hace falta calentar un poquito más el agua, pero sigues sin saltar. Ya estás perdida. Aunque basta una amiga, una acción formativa, un trabajo, un apoyo… cualquier ápice de empoderamiento sirve para empezar a reaccionar ante el agua hirviendo o, lo que es lo mismo, la violencia contra las mujeres.

1 comentarios :

Anónimo dijo...

Es complicado entender que las víctimas sigan ahí, en el círculo de la violencia, pero al igual que la rana se acostumbra, la víctima se resigna a permanecer así. Quién dijo que era sencillo despegarse de ese salvador que te hizo creer que no eres nadie sin él? ...

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