Creo que el género mismo es la violencia, que las normas de masculinidad y feminidad tal y como las conocemos, producen violencia.

-Beatriz Preciado-

domingo, 29 de junio de 2014

Carreras

He empezado a correr y me siento la mar de satisfecha. Llevo dos meses y medio y me he apuntado a algunas carreras. Es curioso. Yo me apunto a las carreras. Desde el principio me piden que indique mi género y mi edad. Cuando llego a las carreras, me fijo en los cuerpos de las personas que corren. Por lo general, si son carreras populares, los cuerpos son normales. Pero también encuentro cuerpos atléticos. El cuerpo de las personas que corren, yo creo que es pequeño. Aunque no puedo, ni quiero generalizar. Mi cuerpo es normal/pequeño, pero no estoy tísica. Y, no hay carrera a la que vaya que no me den la llamada “bolsa del corredor”. En mi caso, sería “bolsa de la corredora”, pero a pesar de haberme preguntado mi género, al llegar este momento no se tiene en cuenta.

A mí, me hace mucha ilusión mi “bolsa de la corredora”, siempre busco la camiseta técnica. La ilusión se me viene abajo tan pronto como desdoblo la citada camiseta. No hay camisetas de mi talla. Ya llevo unas 5 carreras, cuando mi pareja ve la camiseta… le brillan los ojos. Sabe que será suya. No hay camiseta de mi talla, a pesar de tener una talla normalizada para un cuerpo de mujer.

El caso es que hasta he hecho un pódium. Me dieron un montón de cosas. Según abrí los regalos, descubrí que en su mayoría (la mochila, el bidón de agua… no) eran para mi padre, por el tamaño. Ni corta, ni perezosa pregunté a la organización. Fueron gente muy maja, me ofrecieron cambiar las tallas de las cosas. Y, lo han hecho. Ahora todos los regalos le quedan genial a mi pareja. Yo corro, pero los regalos no son para mí. Lo tengo claro, me preguntan mi género, pero lo obvian a la hora de recompensar mis éxitos.


Yo corro, pero los regalos no son para mí.

jueves, 19 de junio de 2014

Imprescindibles feministas

https://www.facebook.com/febrero.feminista?fref=ts¡¡¡Alerta Feminista!!!

La Asamblea Feminista de Madrid nos invita a seguir con nuestro activismo político y social feminista. Por ello, nos proponen que, ante la previsible estrategia de Gallardón de llevar a cabo el anteproyecto de ley anti elección, antiaborto y en contra del derecho a la ciudadanía de las mujeres en breve, nos concentremos a las 19 horas en el Ministerio de (In)Justicia, el viernes en que dicho anteproyecto de ley se apruebe o sea llevado a trámite.

domingo, 15 de junio de 2014

Graduaciones

El canon de belleza es uno de los protagonistas de las graduaciones.
Estoy recién llegada al mundo de las graduaciones escolares. Por no ir, no fui ni a mi graduación universitaria. Las circunstancias de la vida me han llevado a ver mis primeras graduaciones ahora.

Ahí estaban las chavalas y chavales de 2º de bachillerato. En breve, estaré presente en la de 4º de la E.S.O. Es curioso porque, casi un mes antes, ya estaban buscando qué ponerse para su graduación. Rápidamente deduje que si tenía que ir, tendría que ir vestida como en una boda. Yo voy a pocas bodas y cuando voy, no suelo llevar los vestidos que se estilan en dichos eventos o eso creo yo. Asi que pensé, ¿qué ponerme?  Me puse el último vestido que me puse en la última boda que asistí y me puse tacones, no muy altos y con plataforma (no sé utilizar de otro tipo y me siento ridícula cuando ando con otro tipo de tacón).

Me dispuse a llegar. Por supuesto, conduje con zapato plano y luego me cambié. Cuando llegué al evento, allí estaban ellas y ellos. Ellos con trajes y encorbatados, algunos llevaban pajarita. Pensé en lo ridículo que me parecía ver vestidos así a chavales de 18 años. Me sentía en un carnaval. Y, allí, estaban ellas con sus trajes de bodorrio, largos y cortos y, casi todas, con sus taconazos. Ahora se llevan unos taconazos que nos hacen muy, muy altas, pero patosas a la hora de andar y, a mi entender, ponen en riesgo la vida de las personas que los llevan y no voy a hablar de las consecuencias de su uso diario en nuestros pies y en nuestra espalda.

Ellas y ellos tratando de parecer mayores con su disfraz, Se disponían a escuchar sus nombres para recibir su ansiado diploma. El caso es que nadie debía haber pensado en la indumentaria de las chicas. Nada estaba preparado para ello: inmensas escaleras por recorrer, subir y bajar y la temida mesa que estaba entre la persona que entregaba el diploma y la persona que lo recibía. El peligro era caminar por todos esos obstáculos con esos taconazos  y, el siguiente riesgo estaba en que había que dar un beso a la persona que entregaba el diploma, asi que entre el corto de la falda y el tenerse que echar para adelante para poder besar a la persona que daba el diploma y que se situaba detrás de la mesa… Se corría el riesgo de enseñar ¡las bragas!.


Nada cómodo, os lo digo yo, que no tenía que hacer tantas cosas y también llevaba vestido y tacón. El caso es que hubo una víctima de todo aquello: una muchacha fue llamada para ser reconocida por uno de los mejores expedientes del curso y tuvo un tropiezo, cayó por las escaleras y hasta enseñó las bragas. 

domingo, 8 de junio de 2014

Hoy voy a confesarme

Vieja, pelleja, sabia y feliz.
Me pongo en plan folclórica y, si hace falta, hasta utilizo términos religiosos: hoy voy a confesar que tengo 37 años. Y, ahora dejando las tonterías, nunca he ocultado mi edad. Encantada de la vida de cumplir años, hacerme más vieja, más pelleja y más sabia.

Sin embargo, esto debe ser algo paradójico e incluso catastrófico para algunas de las personas que me rodean. ¡¡¡Tengo 37 años!!!. Bueno, no sé si la catástrofe es que tengo 37 años o que estoy tan contenta de tenerlos y, además, no lo oculto. El caso es que últimamente sufro de bastantes micromachismos que hacen alusión a mi edad. Supongo que intentan crear en mí inseguridad y que me dedique a hacer todo lo posible por parecer físicamenteuna adolescente.

Hasta hace unos meses, tenía que aguantar que una persona me recibiera todos los días con escalofriante, pesadísimo y sonorosísimo: ¡Hola niña! ¿Qué tal niña? En mi vida, no había mostrado a la persona que producía esos sonidos ninguna muestra de cercanía para que pudiera hablar conmigo en esos términos. Ni corta, ni perezosa y sin esperar mucho (al 2º día a más tardar) cuestioné que por qué me llamaba “niña” (recordad, tengo 37 años). Manifestó que era un término cariñoso. Yo negué tener que necesitar dichos términos cariñosos. Creía que estaba resuelto cuando, a la mañana siguiente, volví a escucharlo. Esta vez me dieron ganas de decir a dicha persona algún comentario que espejara su actitud, pero no lo hice. Simplemente, le pregunté por qué hacía ese comentario que yo había dicho que no me agradaba y que me molestaba. Aludió a que era por rejuvenecerme. No os sigo contando la conversación, porque sobra, pero deduje que esta persona tenía un problema con mi edad y, además, tenía la capacidad de rejuvenecerme. Vamos, que más tonto imposible.


Este fin de semana, me pidieron participar en un cuestionario para un estudio. Yo participé para echar una mano. Y, luego me pidieron mi edad. Ya la había dado en el test, pero me la pedían vía redes sociales (en privado, of course). Pero no lo leí. Este fin de semana he tenido cosas más importantes que hacer, ¿qué le voy a hacer?  Asi que lo he leído hoy. El primer comentario decía que si podía dar mi edad (me comentaba porque era necesario) y luego me ponía, no te preocupes, que no eres tan mayor. Pues claro, ¡¡¡¡qué tengo 37 años!!!!. Al no haber contestado a ese mensaje, tenía un larguísimo whatsapp hoy a las 10 de la mañana, explicándome de nuevo por qué me pedían la edad y argumentando que era un tema muy delicado el de mi edad, pero que era estrictamente necesario, decir mi edad: ¡¡¡37!!!. Al leer el whatsapp, he contestado muy rápidamente, ¡a ver, no vaya a ocurrir una desgracia por no decir mi edad! Y, por supuesto, he aludido a que yo no tenía problemas con mi edad que, tal vez, la persona debía plantearse si los tenía ella. No me ha contestado. Creo que la gente hace caso omiso a cuándo les cuestionas que quieran hacerte sentir insegura.

domingo, 1 de junio de 2014

Podemos

Dos niñas violadas y ahorcadas en India, 200 niñas secuestradas en Nigeria, la yihad sexual de Siria, el feminicidio de México…. Y, aunque parezca lejano, el número de mujeres ASESINADAS por violencia machista en España aumenta. Asi que, es algo que nos compete a todas y todos.
Mientras circulan vídeos que hablan de la violencia de las mujeres hacia los hombres, aunque los datos estadísticos demuestren que somos las mujeres las que más morimos asesinadas,  las que más sufrimos violencia sexual, psicológica y física, han tenido lugar las elecciones europeas. Elecciones en las que hay un aumento de la derecha que quiere seguir creando vetos, clases sociales y diferencias; a más diferencias mejor. Pero no se refieren a esas diferencias que generan diversidad y provocan enriquecimiento cultural, social y, en definitiva, sostenibilidad de la vida. Las elecciones europeas ponen en los puntos de poder y de toma de decisión a personajes que siembran odio y generan enriquecimiento de unas personas a costa de otras.

Aquí, en España, hay un giro y, por fin, un partido político de izquierdas hace temblar a esos dos grandes partidos que basan sus políticas en el neoliberalismo. Me encanta que haya fuerzas políticas que hagan tambalear los pilares del capitalismo. Lo aplaudo. Pero no olvidemos que son dos los sistemas que nos han llevado a esta situación: el capitalismo y el heteropatriarcado. Echo de menos que se expongan políticas dirigidas hacia este segundo sistema que no sean las propuestas por un partido que eliminó el Ministerio de Igualdad y nos ofreció una política de igualdad y en contra de la violencia de género a medias, que no daba respuesta, que no obligaba y que no contaba con recursos. Y, lo reivindico.  Por favor, que sabemos que en vuestras filas hay grandes feministas, ecofeministas… Sacad a la luz las políticas que generan la desigualdad de género. Dejad que se expresen vuestras eurodiputadas (supongo que los eurodiputados también estarán a favor de la igualdad), la gente que se encuentra en vuestras filas   y el pueblo que, en definitiva, ha participado en la creación de Podemos.

Afortunadamente, el Parlamento Europeo cuenta con un escaño que será ocupado por Soraya Post de Iniciativa Feminista. Por tanto, irrumpen en Europa las políticas que harán frente a la división sexual y trabajarán por la igualdad de privilegios independientemente de quién seas. Y, lo digo, porque Soraya Post además de ser feminista trabajará la interseccionalidad al pertenecer a una minoría étnica. Gracias Soraya, mis esperanzas están depositadas en personas que, como tú, sé que cambiarán el mundo.