Creo que el género mismo es la violencia, que las normas de masculinidad y feminidad tal y como las conocemos, producen violencia.

-Beatriz Preciado-

domingo, 18 de mayo de 2014

Siempre tienen la boca abierta.

Desde mi poca superioridad intelectual,  según el erudito de Arias Cañete, he decidido escribir unas líneas. Es duro descubrir que el intelecto va ligado a tener vagina. Ya era duro saber que nacer con útero iba ligado a unos genes que me hacen ser:

Es el útero,  lo que tanto se empeñan en controlar el  gobierno, la Santa Iglesia Católica y muchos hombres. ¿Por qué será?
  •        Una experta de la bayeta y la fregona.
  •          Una estupenda cuidadora de las demás personas.
  •         Una excelente persona que debe renunciar a sí misma.
  •         Una persona con poca capacidad para decidir incluso sobre mi cuerpo, mi vida, la sociedad…
  •          Un ser que no debería disfrutar de mi sexualidad y, en general, de todo lo que suponga placer, a mí me ha tocado sacrificio, vergüenza y culpa.
  •         Alguien incapaz de ganar en un debate por carecer de argumentos propios.
  •          Una persona cuyo sueldo debe ser inferior aunque realice el mismo trabajo que un hombre.
  •          Alguien a quién  hay que cerrar puertas. No vaya a ser que  aproveche las oportunidades que brinda la vida y me vaya bien y alguien se tenga que ver obligado a quitarme lo que me he currado… y, lo peor, que esa persona sea acusada de machista por mi culpa.
  •          Unas tetas y un buen culo hasta que sea madre y pase a mi otro estatus social definido por la maternidad.
  •         Una persona a la que hay que proteger porque siempre soy víctima, aunque, a veces, soy princesa. Aunque ahí también me deben proteger porque soy débil, contenida y muy delicada.
  •          Una histérica.
  •          Una puta.
  •           ….


¡Ay, qué faena es tener dos cromosomas X!  Ya lo dijo Freud: ¡el pene! Yo lo que tengo es envidia por no tener un pene. ¡Qué gran privilegio es tener un cromosoma Y! Y, de eso se trata, de conceder privilegios y de que hay personas que se creen con la potestad de conceder dichos privilegios.

Muy tonta, muy tonta no debo ser. Ni yo, ni el 53% de la población que somos quiénes tenemos un útero. Ese es el quid de la cuestión: el útero,  lo que tanto se empeñan en controlar el  gobierno, la Santa Iglesia Católica y muchos hombres. ¿Por qué será?


¿Miedo, ignorancia? El problema de las mentes cerradas es que siempre tienen la boca abierta (frase tomada de Facebook).

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